Madurar conlleva, de algún modo, dejar de sentir la necesidad de darse a entender para ganar en personalidad y en seguridad. De ahí que la madurez no sea tiempo ya de reivindicación ni de autoafirmación, sino periodo de serenidad, disfrute y gozo.

Siguiendo las pautas y la filosofía marcada por mi padre y maestro Josu Loroño, la Orquesta Sinfónica de Acordeones de Bilbao tan solo pretende un objetivo: Hacer "Música" y hacer vibrar con ella tanto a sus propios intérpretes como al gran público.

El hecho de hacerlo con el acordeón marca una diferencia, un carácter, un colorido singular, pero no es lo definitivo. Lo importante sigue siendo el gozo con y por la música. 

Gracias a las personas y músicos de esta orquesta que hacen posible este milagro y gracias al público generoso y entusiasta que nos inyectan dosis de ilusión para seguir haciendo música en vivo y en directo.